PÓLVORA EN COMBUSTIÓN
jueves, 27 de julio de 2017
Te quedas
Siento el roce de tu cuerpo junto al mío. Me susurra a tus espaldas, y dice que te quedas. Que en la justa balanza del destino, mis miradas, mis besos, mis caricias… te han convencido.
Que ya no busca más. Ya tienes lo que te hace temblar, de frío, de miedo, de ansiedad.
Necesitas mi aire para respirar, mi ternura para dejarte llevar y ese lunar cerca del labio, con el que te ruego que no te vayas, jamás, ni por mil batallas más jugosas, o por otros labios que te rueguen ir más allá.
martes, 25 de julio de 2017
Gotas
Y mientras yo secaba mi cuerpo tu te ibas haciendo eterno, debatiéndote entre ser instante o quedarte para amarme un rato más. El ciclo de un capricho que puede cambiarte la vida y arrancarte las entrañas con solo un movimiento.
Juventud. Violencia. Ira. Serenidad.
El chico que no sabe dejar de vivir. La chica que quiere llegar hasta el final.
De tu mano.
La vida.
Juventud. Violencia. Ira. Serenidad.
El chico que no sabe dejar de vivir. La chica que quiere llegar hasta el final.
De tu mano.
La vida.
miércoles, 3 de junio de 2015
Madrid. Noche
Decadencia y juventud,
fumar porros y leer poesía,
vestidos con chaquetas vaqueras,
perdidos,
despeinados,
creyendo en el amor.
Miguel Gane
viernes, 29 de mayo de 2015
QUIERO, QUIERO, QUIERO.
"Quiero que me toques
como tocas las seis cuerdas
de una guitarra.
Como si mi piel fuese suave
como las teclas de un piano,
como si cortase
como el arma más afilada.
Quiero que me toques
como si fuese el más pervertido
de todos tus sueños,
como si nadie nos mirase
y todo el mundo pudiese vernos.
Quiero que me toques
como si todos los poemas del mundo
dejasen de existir
y tuvieses que escribirlos
sobre mis caderas,
como si mis piernas fueran barro cocido
que tienes que tornear.
Quiero que me toques
como se tocan los atardeceres,
como si no existiera el ayer
y el mañana estuviese
demasiado lejos.
Quiero que me toques
como si no me hubiese ido
y, aún así,
me echases de menos".
Vidas en Papel
martes, 12 de mayo de 2015
Vive, no sobrevivas
El tiempo es caprichoso. Hay días que se pasan volando, otros que duran cien años y otros en los que preferirías no haberte levantado de la cama. De repente pasan cosas, puedes llamarles suerte (si son buenas), o putadas (si son desgracias), pero hacen que reflexiones, que por muy jodida que esté la cosa sigues ahí, vivo, respirando, y eso es lo que importa. Que sólo tú vas a poder decirle mirándole a los ojos al amor de tu vida que ha conseguido hacer que tu corazón tiemble. Solo tú vas a poder dejar la vergüenza atrás y empezar a vivir la vida como si al día siguiente la Tierra se fuera la mierda.
Nos pasamos la vida agachando la cabeza en un intento de pedir perdón si a alguien le molesta nuestro físico, nuestro talento, nuestros intereses. Conocemos a mucha gente pero ¿a quien conoces de verdad?, ¿Cuál es el color favorito de la última persona que te habló por WhatsApp? ¿Quién le marcó la vida? ¿Se lleva bien con su familia? ¿Cuál es libro favorito?
Nos pasamos la vida publicando continuamente nuestras mierdas en las Redes Sociales, ¿crees que a tus doscientos seguidores o amigos les interesa? ¿Te lo han demostrado? ¿Reconforta o demuestra más un “like” que un abrazo o una llamada en el momento preciso? No dejamos nada a la imaginación, o dejamos muy poco. Queda poca gente de esa que prefiere que el mundo le vaya conociendo a medida que pasa el tiempo, que no se preocupa en publicar todos sus gustos y todas sus opinión en una simple Red Social.
Párate a pensar pero no por mucho tiempo porque la vida vuela, la vida pasa sin que te des cuenta y de repente te encuentras en un futuro en el que no te has atrevido a cambiar nada, y has publicado demasiado. La vida no concede segundas oportunidades, prefiere que te la juegues y que sientas que al menos lo has intentado. Falla, falla una y otra vez, siéntete sola, llora, grita, arde de rabia y tambaleante hasta caerte. Hazlo, pero jamás creas que no tienes a nadie, porque en cuando des el primer paso hacia la caída, en ese mismo momento, vas a sentir las manos de todos aquellos que te apoyamos, de todos aquellos que somos un poco como la vida, te queremos ver arriesgar, luchar, pero sobre todo vivir y disfrutar.
Existen dos caminos: caminar por la vida en negativo pensando que pocas cosas de las que hacemos son útiles para el mundo o elegir demostrar a cada ser humano del planeta que sabemos superar obstáculos, y que los golpes de la vida marcan pero sobre todo enseñan. Son lecciones que nos fortalecen, nos abren los ojos y consiguen que veamos que estamos rodeados de gente maravillosa que se desvela por nosotros. Quizá no estén siempre cerca de ti, quizá no te lo digan a cada momento, pero lo hacen.
Hasta las peores cosas de la vida se olvidan cuando eres feliz, los días grises se vuelven brillantes en cuanto esbozas la primera sonrisa (por absurdo que sea el motivo), y a los pájaros negros se los echa a patadas de la vida con ayuda de aquellos que más te quieren ver feliz. Recuerda mucho y sobre todo recuerda lo bueno.
Dedícate a vivir, no a sobrevivir. No te dejes llevar por la corriente, ni por nada que te frene las ganas de reinventarte. Créete la mejor y haz dudar al mundo de su propia autoconfianza. Deja huella en cada persona que tú quieras que te conozca, y por encima de todo sé feliz.
Nos pasamos la vida publicando continuamente nuestras mierdas en las Redes Sociales, ¿crees que a tus doscientos seguidores o amigos les interesa? ¿Te lo han demostrado? ¿Reconforta o demuestra más un “like” que un abrazo o una llamada en el momento preciso? No dejamos nada a la imaginación, o dejamos muy poco. Queda poca gente de esa que prefiere que el mundo le vaya conociendo a medida que pasa el tiempo, que no se preocupa en publicar todos sus gustos y todas sus opinión en una simple Red Social.
Párate a pensar pero no por mucho tiempo porque la vida vuela, la vida pasa sin que te des cuenta y de repente te encuentras en un futuro en el que no te has atrevido a cambiar nada, y has publicado demasiado. La vida no concede segundas oportunidades, prefiere que te la juegues y que sientas que al menos lo has intentado. Falla, falla una y otra vez, siéntete sola, llora, grita, arde de rabia y tambaleante hasta caerte. Hazlo, pero jamás creas que no tienes a nadie, porque en cuando des el primer paso hacia la caída, en ese mismo momento, vas a sentir las manos de todos aquellos que te apoyamos, de todos aquellos que somos un poco como la vida, te queremos ver arriesgar, luchar, pero sobre todo vivir y disfrutar.
Existen dos caminos: caminar por la vida en negativo pensando que pocas cosas de las que hacemos son útiles para el mundo o elegir demostrar a cada ser humano del planeta que sabemos superar obstáculos, y que los golpes de la vida marcan pero sobre todo enseñan. Son lecciones que nos fortalecen, nos abren los ojos y consiguen que veamos que estamos rodeados de gente maravillosa que se desvela por nosotros. Quizá no estén siempre cerca de ti, quizá no te lo digan a cada momento, pero lo hacen.
Hasta las peores cosas de la vida se olvidan cuando eres feliz, los días grises se vuelven brillantes en cuanto esbozas la primera sonrisa (por absurdo que sea el motivo), y a los pájaros negros se los echa a patadas de la vida con ayuda de aquellos que más te quieren ver feliz. Recuerda mucho y sobre todo recuerda lo bueno.
Dedícate a vivir, no a sobrevivir. No te dejes llevar por la corriente, ni por nada que te frene las ganas de reinventarte. Créete la mejor y haz dudar al mundo de su propia autoconfianza. Deja huella en cada persona que tú quieras que te conozca, y por encima de todo sé feliz.
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miércoles, 11 de marzo de 2015
Mi tú
Tú, y las ganas de vencer.
Tú, y las ganas de romper a llorar en mil pedazos de alegría.
Tú, y la esperanza de una sorpresa infinita.
Tú, y las mejillas sonrosadas si me miras.
Tú, y la mirada de un pirata a su tesoro.
Tú, y el beso de reencuentro en un aeropuerto.
Tú, y la fórmula de mi felicidad.
Tú, y miles de aplausos para el fin de una actuación.
Tú, y la primera mirada de una madre a su hijo.
Tú, y el beso que sella el comienzo de un noviazgo.
Pero nada se comparará jamás con los saltos de mi corazón enamorado al verte un día más.
Y ver tu sonrisa junto a la mía.
Nunca dejes de ser mi tú.
martes, 9 de diciembre de 2014
Sueños concedidos
Amar es morir sabiendo que hay vida detrás de un
beso.
Saber que él es su media
naranja, y su polo más opuesto.
Que la niña con sonrisa de
ojos tristes encontró su hogar una sonrisa ajena.
Y que su chico pierde el
culo y la vida por la de ella.
Es saber que él recorrería
montañas por su chica,
y su chica surcaría mil mares sin que él lo pidiera.
Toda loca necesita su loco, y ambos dejaron la
cordura de lado desde el primer beso.
Son ciudades, viajes, un coche, buses, metro, familias, y
mil calles.
Sorpresas.
Sobre todo lluvia, como la
de aquel otoño.
Son dos personas,
una vida,
y más de dos mil planes.
Casi once sueños concedidos,
repartidos en cuatro estaciones de besos,
sobre once promesas cumplidas.
La de no te vayas,
la de somos nuestros,
la de nunca nadie más fuerte que nosotros,
confianza da amor, y tú me das vida.
Y ya hemos dado algunas vueltas al Sol,
y tú continúas siendo el Rey de mi galaxia.
Y aún recuerdo tu cara mientras te acercabas a mi,
y me jurabas ante el mundo que eso era lo que
siempre habías querido,
y que yo era parte de ese
sueño.
Me besaste la boca,
te mordí el labio,
sonreímos,
comprendimos que el amor tiene forma de beso.
Y todo empezó a tener sentido.
Y nunca pares de llenarme los pulmones de tu aire.
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