Y a estas alturas de la vida lo reconozco, por fin me he dado cuenta de que soy la típica adolescente que se empeña en ir de diferente. Que sueña con su chico ideal pero no hace nada por buscarlo. No me enfado si me dan plantón, sólo llamo a una amiga y la cuento la situación. Y pago mis enfados con el de siempre. 
Soy tan orgullosa que puedo pasarme desde enero hasta mayo sin hablarme con mi mejor amigo, con mi chico favorito. Y soy  tan cabezota que pongo 1000 excusas antes de reconocer que me equivoqué.
Pero en fin, soy así.