martes, 11 de noviembre de 2014

Sabernos

No hagas caso si un día te pido que te marches. Nunca desaparezcas de mi vida, por mucho que chille, me enfade o llore. Por mucho que reviente uno a uno cada uno de tus deseos, o aniquile tus ganas de cogerme y llevarme lejos aquí. 
No permitas que me invente una vida alejada de ti y de cada una de tus cosas.
No encuentres a nadie que te haga sentir más que lo que yo te he hecho sentir en esta vida, ni prometas por encima de nuestros propios sueños. 
Nunca huyas de mi, ni de mis palabras, ni de las lágrimas que puedan caer si pienso que te pierdo y que alguien ocupará mi lugar. 

Todo es bonito, y mi vida es increíblemente bonita gracias a ti y a tus manos, casi tanto como este otoño que me enfría los huesos y te otorga el honor de calentarme el cuerpo entero en medio de cualquier tempestad. 
Nunca desaparezcas, nunca te marches, no huyas, vive siempre conmigo y regálame cada día el placer de saberme tuya y saberte mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario