martes, 9 de diciembre de 2014

Sueños concedidos

Amar es morir sabiendo que hay vida detrás de un beso. 
Saber que él es su media naranja, y su polo más opuesto. 
Que la niña con sonrisa de ojos tristes encontró su hogar una sonrisa ajena. 
Y que su chico pierde el culo y la vida por la de ella. 

Es saber que él recorrería montañas por su chica,
y su chica surcaría mil mares sin que él lo pidiera.

Toda loca necesita su loco, y ambos dejaron la cordura de lado desde el primer beso.

Son ciudades, viajes, un coche, buses, metro, familias, y mil calles. 
Sorpresas. 
Sobre todo lluvia, como la de aquel otoño. 

Son dos personas, 
una vida, 
y más de dos mil planes.
Casi once sueños concedidos,
repartidos en cuatro estaciones de besos,
sobre once promesas cumplidas.

La de no te vayas,
la de somos nuestros,
la de nunca nadie más fuerte que nosotros,
confianza da amor, y tú me das vida. 

Y ya hemos dado algunas vueltas al Sol,
y tú continúas siendo el Rey de mi galaxia.
Y aún recuerdo tu cara mientras te acercabas a mi, 
y me jurabas ante el mundo que eso era lo que
siempre habías querido, 
y que yo era parte de ese sueño.

Me besaste la boca, 
te mordí el labio, 
sonreímos, 
comprendimos que el amor tiene forma de beso.

Y todo empezó a tener sentido.

Y nunca pares de llenarme los pulmones de tu aire.

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