Dulce, como ese "te quiero" que se escapa entre mis suspiros tras mil batallas en horizontal.
Y esa mirada, tus ojos pidiéndome más tiempo juntos, más futuro para disfrutar, más sueños, promesas, compromiso.
Y yo me derrito. Y solo me sale sonreír y asentir.
Sabes hacerlo muy bien, lo de dejarme sin palabras. Muda. Petrificada ante unos labios sinceros que me ruegan que me quede siempre con su dueño.
Y así es imposible que quiera marcharme jamás.
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