jueves, 31 de julio de 2014

Corazón en bienestar

Correr, saltar, la satisfacción de saber que si te caes alguien estará esperándote después, no para sostenerte en esa caída inevitable sino para curarte después, para limpiarte las lágrimas y hacer un par de muecas cuyo único fin sea liberar una tímida sonrisa que quedó atrapada en tu boca antes del golpe. 

Y salir a pasear, a airear las penas y cambiarlas por alegrías, por sueños, anhelos. Y ver que te mueres por mí, y que me recuerdes que no estás aquí para evitar caídas, que eso lo hace cualquiera, que tu existes para mí, y para sanarme la heridas y la vida. 

Sanar el cuerpo, la mente, curarme, relajarme… ¿qué más da? todo consiste al final en bienestar, en estar bien contigo, en sentirme bien con la vida. A gusto, feliz, a punto de explotar de alegría cada vez que reímos juntos. 

En todo eso consiste la vida, en sentir mucho a cada segundo, en arriesgar sin tener las cosas claras, querernos como locos aunque alguno de los dos se caiga alguna vez por el camino. Porque para eso estamos, para cuidarnos, apoyarnos, y sobre todo, para vivir bien. 

Y no hay dinero en el mundo que pague todo eso, sólo un corazón dispuesto a darlo todo por la felicidad de dos personas. 

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