martes, 9 de abril de 2013

Te quiero sólo a ti, y no deberías irte nunca.




Te escribo porque ésto es lo que me hace vivir cada día. Tú me estás haciendo vivir, y escribirte. 
Hablo de imaginar cada noche que duermo contigo. De buscar en cada uno de tus abrazos nuevas formas de sentirte. De jugar juntos, y seguir navegando en este mar, de haberte encontrado estando perdida, de habernos besado. Eres lo que siempre quise aunque me hicieras daño, y a día de hoy estoy orgullosa de no haber tenido miedo, de haberte dejado entrar en mí. Ahora entiendo lo que se siente al echar de menos de verdad, a echar de menos tus manos tocando mi cuerpo como ese músico que acaricia cada tecla de su piano.  
¿Me comprendes? No pienso ser nadie si no lo eres tú conmigo. Me río, imagino y sueño contigo, únicamente contigo, como lo hace un niño de seis años al acercarse la noche de reyes. Deberías quedarte siempre conmigo, para poder seguir escribiéndote todo aquello que no me atrevo a pronunciarte a los ojos cuando me ahogan los besos y me obligan a dejar de hablarte para solo hacerte. Seguir susurrándote cada noche mis sueños, y contarte mi lista de ciudades para visitar contigo, y mi lista con todos lo animales que te obligaré a que me regales cuando vivamos juntos. Deberías quedarte siempre conmigo, para verme sonreír con las mejillas sonrosadas antes de cerrar los ojos por última vez y atraparte entre mis párpados. Para vernos discutir cada mañana por quién prepara el desayuno, y que después de una guerra de ombligos y cosquillas decidas que sólo piensas desayunar si lo preparas tú.  
Te escribo porque cada trocito de tu sonrisa se me clava en las pupilas. Porque sé que terminaré de volverme loca el día que te marches. Quiero que cada día vuelvas, aún me queda mucho que aprender de tus mañanas curiosas y mucho que mostrarte de mis noches inventando para nosotros mundos que no existen cuando el sol despierta. Porque echaría de menos tu orden y echaría de menos ser esos dos gatos negros jugando a saltar de tejado en tejado sujetados a un colchón en Madrid. Te quiero sólo a ti. Y no deberías irte nunca. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario